¿Abogados robots?
El sector legal ha estado tradicionalmente alejado de la tecnología. Hasta ahora. A parte de todo el humo y aprovechamiento comercial existente con el Legal Tech, en López-Hermoso Abogados estamos convencidos de la importancia que tiene digitalizar nuestro sector. No digitalizar por digitalizar, sino con un fin en mente: que el abogado realice trabajos que de verdad aporten valor al cliente.
El modelo de horas facturables descansa en paz desde hace tiempo. La gestión por proyectos se ha consagrado en Despachos como el nuestro, donde la eficiencia y el valor real aportado a los clientes es esencial e innegociable.
En este escenario, nos hacemos determinadas preguntas:
¿Podrán los robots hacer demandas, contratos y demás documentos que supongan nuestra sustitución?
¿Existen plataformas capaces de identificar contratos iguales capaces de realizar procesos de Due diligence mejor que abogados?
¿Están los despachos preparados para esta revolución tecnológica?
¿Y los clientes?
Muchas de estas plataformas ya existen, aunque centradas en documentos jurídicos de escaso valor añadido. Plantillas de contratos recurrentes, modelización de documentos etc. También se nos ha facilitado la vida con productos y aplicaciones que nos hacen ahorrar tiempo en nuestro trabajo como abogados. Incluso existen chatbots capaces de interactuar con los problemas de un particular.
¿Quién sabe si podrían sustituirnos?
Resulta fácil imaginar a un robot recurriendo una multa de tráfico a través de un impreso formalizado, rellenando una plantilla de documentación necesaria para el envío de datos a un Registro Público. Incorporar datos al final es una tarea que cumple con las funciones básicas del robot. Ahora, ¿es extrapolable esta reflexión al trabajo real de un abogado?
En nuestra opinión, el factor humano es esencial en la relación abogado cliente. El cliente traslada al abogado un problema. Un problema en sus relaciones personales, por lo que el elemento humano se encuentra incluido en dicha relación. La confianza, la empatía, el trato personalizado y el estudio individualizado del caso (y de la parte contraria y del juez) son tareas que no son fácilmente modelizables. Requieren experiencia, instinto y habilidad, pese a que el conocimiento técnico resulte también esencial.
En consecuencia, consideramos que la revolución tecnológica que estamos viviendo actualmente incide en la manera de trabajar de los abogados, no en su existencia. El elemento relacional humano siempre estará presente. Pero para ello debemos no “robotizar” nuestro trabajo. Mantener la sofisticación, la implicación y el estudio pormenorizado en cada caso que tratamos. Solo así nos diferenciamos de una abogacía de bajo valor que está apunto de ser superada en aras a una mayor eficiencia del sistema.
De momento, para el tipo de trabajo que realizamos en López-Hermoso, estamos lejos de que eso ocurra. Pero no nos confiamos.
Rebeca Abellán
Junior Associate